miércoles, 24 de noviembre de 2010

La violencia escolar en colombia


LA VIOLENCIA ESCOLAR EN COLOMBIA
ADRIANA PAOLA CABRA HERNANDEZ
Pontificia Universidad Javeriana
Facultad de Comunicación y Lenguaje
Licenciatura en Lenguas Modernas
Estudiante



Resumen

La presente ponencia presenta la problemática de la violencia escolar en el contexto educativo colombiano. Se trabaja bajo los conceptos de educación y violencia, y luego se contextualiza en el ámbito escolar. Se utilizaron diversos recursos teóricos para fundamentar la tesis expuesta y se baso en fuentes y citas exactas para apoyar y sustentar la problemática. Al final se ofrecen propuestas para mejorar el conflicto y se cierra con una reflexión.

Palabras clave: educación, violencia escolar, conflictos escolares, sociedad, discriminación.


Introducción

La violencia dentro de los planteles estudiantiles colombianos se ha incrementado notablemente en los últimos años.  Los actores que hacen parte de este conflicto tienen diversas opiniones acerca del manejo que se le debe dar a esta problemática en dichas instituciones educativas. Este es un problema que aqueja a todos los sectores sociales de nuestro país, inclusive se puede afirmar que en las altas clases sociales este tipo de conflicto se presenta con más dureza y los padres tienden a ocultarlo; mientras que en  las clases sociales menos favorecidas es una problemática del día a día.  Por consiguiente, es necesario buscar una pronta y efectiva solución a este conflicto pues desde la escuela el sujeto se forma para hacer parte activa de la sociedad y si este se ve enfrentado a conflictos tan duros a lo largo de su formación, ¿Qué clase de sujeto será el que se enfrentara a la sociedad si ya desde su niñez ha sido violentado y discriminado?  Es en este punto donde se ofrecen alternativas para solucionar una problemática tan delicada como esta que cada vez más afecta a nuestro país.

Con el fin de contextualizar la problemática de la violencia en los planteles educativos es necesario tener claros los conceptos de educación y violencia, de este modo  tendremos un soporte teórico para sustentar dicha problemática. El origen de la palabra “educación proviene de la palabra latina educare que significa guiar, conducir, formar o instruir, y puede definirse como: todos aquellos procesos que son bi-direccionales mediante los cuales se pueden transmitir conocimientos, costumbres, valores y formas de actuar.” [1]  Bajo esta definición podemos entender que la educación es un proceso que se lleva a través de varios ámbitos los cuales encierran nuestra cultura, nuestra actuar, nuestros sentimientos y demás. Este es un proceso cultural que se da a lo largo de la vida y por medio del cual se busca crear una sociedad justa e igualitaria.

De este modo, la educación es vista como la herramienta que va a instruir a los sujetos a los largo de la vida, le servirá de guía en las normas de conducta, la forma de actuar, la manera adecuada de tomar decisiones sustentadas bajo parámetros que se le hayan brindado a través de su vida escolar. Por consiguiente, la educación es vista como un “proceso de socialización  por medio del cual se puede apreciar la serie de habilidades, actitudes, conocimientos y valores adquiridos, produciendo cambios de orden intelectual, social, emocional, etc.” [2]  El rol que desempeña la educación es primordial para la formación de los individuos en sociedad, sin embargo, si este proceso se ve perjudicado, por factores como los son la violencia,  la discriminación y la exclusión, el proceso educativo será frustrado a medio camino y el resultado no será optimo.

El  proceso educativo está integrado por factores  internos como lo son: el núcleo familiar, el cual es primordial para el estudiante puesto que este es el encargado de brindarle seguridad y motivación hacia su proceso educativo. Dentro de los factores externos encontramos a la institución educativa como tal: los compañeros, los docentes y las directivas de la institución. Sin embargo, tanto la violencia como la discriminación se pueden encontrar en los factores mencionados anteriormente, ya sea en el hogar o en la escuela, o en los dos al mismo tiempo.

Luego de la presentación del concepto de educación, su función social y sus participantes debemos introducir el concepto de violencia (por separado sin hacer referencia a la escuela.) Podemos afirmar que el termino violencia se define como “toda acción u omisión intencional, dirigida a una persona, la cual tiende a causarle daño físico, psicológico, sexual o económico y este a su vez  tiende a dañar su integridad”[3]  Teniendo la definición de violencia y comprendiendo su envergadura, se puede considerar que viviendo en un país como el nuestro afectado notablemente la misma, la violencia ha sido un factor que ha acompañado nuestro diario vivir.  

Por consiguiente,  de acuerdo con María José Díaz-Aguado, Catedrática de Psicología de la Educación, Universidad Complutense de Madrid, España y creadora de los Programas de educación para la tolerancia y prevención de la violencia,   los jóvenes  han creado un imaginario de violencia cotidiano, el cual ha cimentado en ellos una perspectiva de la violencia como manera de obtener poder y beneficios. Es en este punto, es donde la violencia escolar cobra vida siendo definida por Díaz-Aguado como cualquier tipo de violencia que se da en contextos escolares, dirigida hacia alumnos, profesores o propiedades de la misma, y donde dichos actos violentos tienen lugar tanto en las instalaciones escolares como en sus alrededores y en actividades extraescolares.

Ante el horror del crimen generalizado de los homicidios, las masacres, los secuestros y demás,  se pierden las proporciones de problemas también graves, pero menos dramáticos  como lo es la violencia escolar. Dentro del contexto escolar,  las instituciones educativas no  reconocen la existencia de la violencia, no se hacen conscientes, no es un tema importante de reflexión y, más aun, se niega su existencia. Es el caso de otras formas posibles de violencia que han permeado las instituciones sociales haciendo, además, que allí “nada sea grave”, frente a  la gravedad de lo que pasa afuera.   Es a partir de este hecho, que tanto el gobierno como las instituciones educativas se han planteado el problema de la violencia escolar desde otra perspectiva.

De acuerdo con Sarmiento y Marmolejo, investigadoras de la Violencia entre los compañeros en el centro Reina Sofía en España, consideran que   “la violencia parece estar estrechamente ligada a la articulación de nuevas formaciones socioculturales en el contexto juvenil de las escuelas”. Según estas investigadoras, la violencia opera desde tres perspectivas: La violencia como  búsqueda de conocimiento, La violencia como búsqueda de reconocimiento, y La violencia como jerarquización. En estas perspectivas, los jóvenes buscan a través de la violencia obtener poder y manipular el sistema escolar a su manera. En este conflicto se ven afectados tanto los estudiantes como los docentes y demás actores del sistema educativo.

De acuerdo con la revista Semana en su publicación especial de Octubre del 2010, desde el año 2006 se tiene un diagnostico del panorama de agresión  en los colegios públicos y privados de Bogotá. Este estudio de relaciona con la jerarquización presentada por Sarmiento y Marmolejo, puesto que dichas perspectivas responden a estos estudios. Uno de los estudios demostró que el 33 por ciento de los encuestados, es decir, uno de cada tres, ha sido víctima de agresión física por parte de un compañero de curso en el último mes. Otra investigación, hecha en todo el país con las pruebas Saber del Icfes para conocer el panorama del manoteo dio como resultados que el 29 por ciento de los alumnos de quinto de primaria y el 15 por ciento de los estudiantes de noveno reportaron haber sido víctimas de intimidación. Al comparar estas cifras con las de otros países, se encontró que Colombia esta dos veces por arriba del promedio en el mundo, con respecto al bullying o manoteo.

De acuerdo con Enrique Chaux, psicólogo e investigador de la Universidad de los Andes, een los estratos bajos se dan más situaciones de pandillas, narcotráfico y robos; Pero la violencia es generalizada, por lo tanto, los de estratos altos no se escapan de ella. Esto es todavía más preocupante puesto que los de estrato 1, 2 y 3 tienen unas condiciones de pobreza muy complejas, pero los de estratos altos lo han tenido todo. Es aquí donde juega un papel esencial tanto la institución educativa como la familia. Se deben tomar medidas preventivas y controladoras por parte de estos dos entes, no se puede pasar por alto mas esta situación ni se debe seguir pasando la responsabilidad, de padres a educadores, de educadores a instituciones y de instituciones a la sociedad.
Por ende, es necesario que desde los primeros años escolares de los niños, se les enseñe a resolver sus conflictos de manera pacífica y a ser capaces de frenar la agresión de maneras “no agresivas”. No con  discursos como  “tienen que portarse bien”, sino con el desarrollo de capacidades de discernimiento que les haga analizar la situación sin llegar a la violencia en ninguna de las manifestaciones ya nombradas.  Con esto se lograría que el mismo niño tome la decisión de actuar desde la paz y el respeto por el otro. De igual manera es esencial que los niños y los jóvenes aprendan a manejar su rabia para que no terminen haciéndoles daño a otros simplemente por falta de control. Deben aprender a no valorar la agresión como una manera válida de alcanzar sus objetivos, ni a admirar las acciones agresivas de algunos. Deben aprender a reconocer que el dolor de los otros les debe importar.
Aprender esto no es fácil en una sociedad que ha vivido la violencia tan cerca y por tanto tiempo pero, si queremos transformarla, es justamente allí donde tenemos que hacer más esfuerzos. Es en la escuela en donde encontramos el lugar indicado para educar y socializar a nuestros futuros ciudadanos. La escuela es un lugar privilegiado, en el cual se debe formar para la vida es la canalizadora de un tipo particular de orden social y posibilitadora de alternativas para la construcción de un orden futuro. Esta  contribuye a la integración del individuo a la sociedad, encargándose de su formación y desarrollo por la vía de la transmisión y construcción de conocimientos y por la educación en valores que necesariamente entraña esta tarea.
Se concluye que para prevenir la violencia escolar es preciso adaptar los dos principales factores tanto internos como externos: la escuela y la familia, a los actuales cambios sociales, estructurando las relaciones y las actividades que en ella se producen de forma que resulten más coherentes con los valores que nuestra sociedad pretende transmitir. Es aquí donde los padres de familia deben ser aliados fundamentales en el proceso, se debe incentivar a los padres para que sean participantes activos de este proceso, y si los padres también son los causantes o víctimas de la violencia, se les debe educar e incentivar para tener otra perspectiva de lo que es la escuela y el daño que ejerce la violencia en la misma.
Todos somos parte de un circulo vicioso violento heredado desde la colonia, en la educación está la clave para cortar esos lazos que no han atado durante toda nuestra historia. No dejemos que la violencia acabe con nuestra única herramienta de formación social: la educación.
Referencias bibliográficas


·         La Revista Iberoamericana de Educación es una publicación editada por la OEI
Está en: OEI - Revista Iberoamericana de Educación - Número 37.                   http://www.rieoei.org/rie37a01.htm





·         Revista Semana. Octubre del 2010; Sección Nacional. Informe especial. “A la salida nos vemos”. Autoría: sin firmar.

·         SARMIENTO Ángela, MARMOLEJO Isabel. (2005). Violencia entre los compañeros en España. Centro Reina Sofia para el Estudio de la Violencia. Goaprint. S.L.


No hay comentarios:

Publicar un comentario