domingo, 21 de noviembre de 2010

DESERCIÓN ESCOLAR EN COLOMBIA: LA MUERTE DE NUESTRA SOCIEDAD


DESERCIÓN ESCOLAR EN COLOMBIA: LA MUERTE DE NUESTRA SOCIEDAD
SANTIAGO QUIROZ
Pontificia Universidad Javeriana
Estudiante de Lenguas modernas
Asignatura de Interlocución y argumentación.

Resumen
Para todos es claro que una de las claves para lograr un mañana mejor es la educación, que debe llegar a todos los individuos y sectores de la sociedad, si pretendemos cultivar individuos dignos que puedan construir un mejor país. Es por eso que resulta preocupante cuando un estudiante abandona sus estudios. Se pretende, con este trabajo, analizar las causas y consecuencias de la deserción escolar, observar la situación actual de Colombia frente al tema y ofrecer algunas líneas a seguir para el futuro.
Palabras clave
Educación, sociedad, deserción escolar, Colombia.
Introducción
Siempre me ha causado risa la trillada consigna “Colombia es pasión”. Es el lema que se usa para vender a nuestro país en el exterior, exaltando nuestro orgullo patrio por vivir en un país que, a pesar de su pobreza y de sus muchos problemas políticos, logra mantener su belleza y el cariño de su gente. Es lindo pensar en Colombia de esa manera, como un país de belleza natural, de gente trabajadora y querida que lucha cada día por hacer de su país un mejor lugar para vivir. Nos llenamos de optimismo y recordamos nuestro orgullo colombiano.
Sin embargo, es difícil permanecer tan optimista al ver las noticias, leer los periódicos, o simplemente al recorrer las calles de la ciudad. Las cifras oficiales anuncian que el porcentaje de pobreza en mayo de este año se elevaba a 45,5% y la indigencia al 16,4%, es decir 19,9 millones y 7,2 millones de colombianos respectivamente[i]. El desempleo asciende a 10,4% según el DANE[ii]. Pero no hace falta ver las estadísticas para sentirse inseguro acerca del estado del país. Basta con salir a la calle y observar a los indigentes, mendigos y recicladores. Es difícil andar por la ciudad sin que uno de ellos pida algo de dinero. No es un problema invisible, al contrario es evidente. Lo es hasta tal punto que nos hemos acostumbrado a vivir así. Hemos aprendido a saber que sufrimos un conflicto de guerrillas, que en nuestro país hay pobreza y que la injusticia es grande. Lo hemos aceptado hasta tal punto que nos ha dejado de importar. Hemos aceptado como normal el hecho de que nuestras calles estén llenas de pordioseros. Vemos con frialdad las atrocidades que acontecen en la guerra. Ese es nuestro estatus quo. Todo está bien porque todo está igual. Y no hacemos nada para cambiarlo. Porque para empezar, ¿de qué manera se podría cambiar una sociedad que es injusta por naturaleza?
Convertir nuestra sociedad en una nación próspera y justa no parece ser tarea fácil. Se requerirían de muchos ingredientes: la erradicación de la corrupción, el fin del conflicto, la creación de nuevos empleos, planes para disminuir la pobreza y la compensación a las víctimas del conflicto, entre otros.
Sin embargo, hay un ingrediente que no puede faltar. El factor decisivo para lograr el utópico proyecto de una Colombia mejor es la educación. La educación promotora de cultura y conocimiento es vital para lograr los habitantes ideales de la Colombia soñada: ilustrados y cultos que piensen críticamente y que no permitan que las élites los utilicen. En conjunto, son personas educadas, conocen el sistema, y saben cómo traer justicia al mismo. Estos son los habitantes que pueden crear un país mejor. Y estos habitantes no pueden crearse por fuera del contexto educativo. La clave para la sociedad es entonces la educación, y esta debería ser una de las prioridades del gobierno.
La preocupación por la educación se puede ver incluso en la Constitución Política de Colombia de 1.991, en su Artículo 67 dice: "El Estado, la sociedad y la familia son responsables de la educación, que será obligatoria entre los cinco y los quince años de edad y que comprenderá como mínimo, un año de preescolar y nueve de educación básica"[iii]
Si la educación es importante, resulta entonces vital que los niños que ingresen al sistema escolar permanezcan en él. Es por eso que debemos considerar como vital evitar la deserción escolar. No se trata tan solo de un problema individual, sino que se trata de un fenómeno que puede causar gran daño a nuestra sociedad si se lo permitimos.
Causas de deserción escolar
La primera causa de la deserción escolar son los impedimentos económicos que no le permiten al estudiante continuar con sus estudios, ya que no posee los recursos para financiar gastos como uniforme, transportes y útiles. También incluye la necesidad que tiene la familia de que al cumplir cierta edad el niño empiece a colaborar con dinero. Así, el niño abandona sus estudios para integrarse al mundo laboral. Las dificultades económicas causan el 37% de deserción de los niños entre seis y doce años que abandonan la escuela en Colombia, y el 35% de los jóvenes entre doce y dieciocho años. El 12% del segundo grupo, deserta por la necesidad de trabajar.[iv]

En ocasiones la deserción se da porque la escuela no responde a las necesidades reales de los estudiantes. Esta causa constituye la deserción del 15 % de los niños entre 6 y 12 años y el 25% de los jóvenes entre 12 y 18 años. Puede haber varias condiciones para que el estudiante sienta que la escuela no cumple con lo que necesita. Por un lado, el tipo de educación que se ve en las escuelas corresponde a la pedagogía tradicional, la cual puede resultar aburrida y no crea motivación por el aprendizaje. Por otro lado, a algunos les puede parecer que el ambiente de represión que reina en las escuelas del Estado no da respuesta a sus preguntas. A veces ocurre que cuando la escuela no responde a sus necesidades como persona, el estudiante prefiere irse. [v]

También es posible ver que un estudiante no considere que la educación sea pertinente para su vida, sino que le resulta más bien un proyecto hecho para otras personas. Tomemos como ejemplo un campesino que sabe que nunca tendrá recursos para ingresar a la universidad, y que no necesita ser bachiller para cultivar en su finca. Viéndolo de ese modo, el joven razona que la educación escolar no le aportará nada a su vida futura, y la integración al mundo laboral o a grupos armados se convierten en una opción mucho más  atractiva.

Otras causas incluyen la falta de cobertura, las razones personales como los embarazos y las enfermedades y el consumo de drogas.

Consecuencias de la deserción escolar
La primera consecuencia que trae la deserción se refiere a las dificultades de marginación que enfrentarán los individuos. Al negar el saber y conocimiento a ciertos miembros de la sociedad, se empieza a marginar al individuo en lo económico, político, social y afectivo. Los trabajos mejor remunerados sólo son accesibles a personas con educación por lo cual no terminar los estudios causa dificultad a la hora de buscar un empleo. Esto afecta al individuo y perpetua el ciclo de pobreza. El individuo también tendrá más dificultades de interactuar y prestará menos atención a las normas de convivencia.
También es importante resaltar la pérdida que la deserción representa para el Estado. El presupuesto educativo debería usarse para educar a tantas personas como sea posible. Sin embargo, dicha inversión se pierde cuando el dinero no es utilizado con el mayor número de personas posible. Por otra parte, si el desertor decide regresar al sistema acabará limitando los recursos de otros estudiantes y del Estado al llegar a establecimientos públicos o demandar ayudas sociales.
Así, la deserción escolar termina trayendo las mismas consecuencias que tendría la falta de educación en el país: los niños no educados perpetúan las condiciones que permiten que nuestro país, a pesar de ser tan bello, sea tan triste. Nunca lograremos un proyecto de país del que podamos sentirnos orgullosos si no podemos lograr la cobertura educativa máxima.

En general, el panorama de Colombia con respecto a la deserción resulta esperanzador. Según las cifras oficiales dadas por el Ministerio de Educación, la tasa de deserción estudiantil en los colegios públicos se redujera del 8% en 2002 al 5,4% en 2008, acercándose a la meta para el año 2010 de llegar al 5% en el sector oficial.[vi] Eso en cifras globales. Estas cifras esperanzadoras pueden ser atribuidas al programa “Ni uno menos”, que desarrolla el Ministerio para aumentar la asistencia y permanencia de niños a los programas educativos. Como indica el ministerio  "‘Ni Uno Menos’ invita a ver al estudiante como un ser humano con condiciones y necesidades propias, y para conseguir sus objetivos se requiere de un trabajo intersectorial (que involucre esfuerzos del sector educativo, autoridades y padres).” El programa no sólo estimula a las Secretarías de Educación  para que aumenten la cobertura y cuiden la permanencia del estudiante, y a los colegios para que hagan un seguimiento permanente a los estudiantes para así garantizar su permanencia, sino que también sensibiliza a los padres de familia para que sepan que su obligación debe ser enviar a sus hijos a estudiar, y a los estudiantes para que tomen conciencia de la utilidad de su educación para alcanzar las competencias necesarias del entorno social, laboral y ciudadano.[vii]

Sin embargo, las cifras específicas son menos tranquilizadoras. En el Vaupés, por ejemplo, la deserción es de 10%.[viii]

Conclusiones

Aunque las estadísticas son optimistas, no es momento de detenerse. Aunque el Ministerio presente un panorama positivo, no se debe parar hasta haber conseguido la cobertura educativa completa y con la mínima tasa de deserción. Primero se debe seguir con campañas como “Ni uno menos” y con otras del mismo estilo. Lo siguiente sería investigar a fondo las verdaderas causas que hay entre todas las estadísticas específicas, para así determinar una vía de acción. La educación es la vía para vivir en el país que todos nos merecemos.

Bibliografía


1.    [i] En la pobreza están 19,9 millones de colombianos. En: Eltiempo.com. 1 de mayo de 2010. http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-3946944

3.    [iii] Constitución política de Colombia. Bogotá. Panamericana Editorial. 1998. p 74


5.    [vi] Organización de Estados Iberoamericanos.Colombia: Del 8% al 5,4% disminuyó la tasa de deserción estudiantil en educación básica. Noviembre 2009. http://www.oei.es/noticias/spip.php?article5983&debut_5ultimasOEI=10

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